El salmo 140, es una oración poderosa para pedir al Señor que nos proteja de todo tipo de enemigos, de problemas y de violencia. Es un clamor profundo para pedir ayuda cuando nos sentimos atacados, o cuando sentimos que tenemos enemigos que quieren causarnos daño.
SALMO 140
SALMO 140 ORACIÓN
También te puede interesar:
Oración por la familia al Sagrado Corazón
Señor, elevo esta lectura del libro de salmos 140, para pedirte que me protejas y me libres de mis enemigos visibles y ocultos. De los que aparentan ser mis amigos y me tienden trampas o están esperando mi caída.
Que tu justicia divina llegue pronto Señor, que la maldad sea vencida y que los justos sean reivindicados.
Limpia de nuestros corazones Señor, de todo resto de maldad, odio o desamor.
Protégeme, Señor, aleja el enemigo de mi camino; rodéame de gente de buen corazón.
Dame, Señor, sabiduría para saber conducirme ante las provocaciones violentas.
Envía a tus ángeles sobre mí, en cada adversidad o peligro para que me hagan invisible ante el enemigo.
Líbrame, Señor, de los que crean falsedades sobre mí, hablan mal o me hacen daño con su lengua.
Que la luz de tu corazón ilumine su mentira para que sean expuestos ante todo el mundo y sus malas intenciones se revelen claramente.
Te pido Señor, que me protejas de mis propios enemigos, que son mis miedos y mis inseguridades, que no me dejan actuar y hacer las cosas que quiero.
Límpiame de mis malos pensamientos, que solo me conducen al error, a la soledad y a la desesperación.
Te pido Señor que me ayudes a cumplirle a mis deudores, que nadie tenga ningún motivo para perturbarme ni mortificarme.
Confío en tu justicia Señor, y me entrego a tu protección en este instante y cada día, para que Tú te apoderes de mi vida y de todos mis asuntos.
Que seas Tú, administrando mis negocios, mis relaciones y dirigiendo mis pensamientos y palabras, para que no pueda dañar a nadie ni apartarme de tu santa voluntad.
Consuélame en la angustia Señor, quita de mi este temor que siento, dame la seguridad de tu amor y tu compañía; lo necesito tanto.
Solo Tú eres mi salvador y mi Dios, y en quien me refugio para que me eleve y me saque de este temor permanente.
Que pueda dormir tranquilo sin preocupaciones, insomnios ni pesadillas, y levantarme cada mañana en paz, con esperanza y entusiasmo, sabiendo que no tengo enemigos y que Tú cuidas de mí.
Amén.