Oración por un hijo fallecido
Hijo mío, aunque Dios te ha llamado antes de tiempo a su lado, jamás te irás de mi corazón y de mi mente.
Porque están grabadas para siempre en mí, tu sonrisa, tus palabras, tus caricias, tus picardías, tus tristezas y todo lo que te hacía tan especial.
Siempre serás mi niño, siempre serás el amor más grande para mí.
No sé cuánto tiempo me tome aceptar tu partida, tal vez nunca lo haga hasta el día en que pueda encontrarme contigo y volver a estar juntos en la casa del Señor.
Ahora, te has convertido en mi más cercano ángel, porque siento tu presencia todos los días, y sé que tú, también me extrañas.
Mi hijo amado, vuela, ahora eres libre, ahora puedes volar con los ángeles, estar más cerca de Dios y velar por los que te amamos y que aún seguimos aquí.
ORACIÓN POR HIJO (HIJA) MUERTO
Entonces Jesús dijo:
Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que cree en mí no morirá jamás.
Juan 11 25 26
Pues, así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir.
1 corintios 15 22
No puedo negar mi dolor por tu partida, pero confío plenamente en el Señor, y sé, que donde estás ahora, estás feliz, estás pleno, por eso, aunque quisiera tocarte y no lo puedo hacer, también siento alegría porque ahora tu alma brilla desde el más allá.
Hijo mío, descansa en paz, deja ir todos los recuerdos dolorosos que te atan a este mundo y no te permiten volar más alto.
Amado Señor Jesucristo, vengo a Ti, a suplicar por el alma de mi hijo o hija, a suplicar por el perdón de sus pecados, y por la purificación de su espíritu, para que pueda ser digno de entrar en el reino de los cielos.
Señor, haz que brille para él, o ella, la luz perpetua que lo guía hacia tu morada celestial.
Te doy gracias, Señor, porque me disté en esta vida ese regalo tan grande que fue mi hijo, por todos los años que pude gozar de su presencia, su compañía y su sonrisa.
Porque él o ella, fue el impulso que necesite en mi vida para luchar y para hacer muchas cosas que, sin él, no tendrían sentido.
De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos.
1 corintios 15:21
De hecho, sabemos que, si esta tienda de campaña en que vivimos se deshace, tenemos de Dios un edificio, una casa eterna en el cielo, no construida por manos humana.
2 corintios 5:1
Es profundo mi dolor Jesús, tú lo sabes, al igual que la santísima virgen María, que padeció tu muerte prematura, tortuosa e injusta.
Pero me aferro a mi fe en Ti, y a mi esperanza en una vida más allá, en la que pueda disfrutar de tu paz y del alma de mi hijo de nuevo.
Señor, sostenme cuando la tristeza y la soledad de mi corazón me derrumban.
Ayúdame a soportar esta vida sin él, ayúdame a encontrarle sentido a la vida en medio de su ausencia, mientras es tu sagrada voluntad llevarme a su lado.
Solo otra madre puede comprender mi dolor, solo una madre comprende la conexión que hay entre madre e hijo.
Te pido Jesús, que me des mucha paz en mi corazón para perdonar, para comprender, para soportar.
No permitas que mi vida se llene de tristeza, ayúdame a vivir con el recuerdo vivo de mi hijo, pero sin la amargura de su partida prematura.
Aunque hoy no puedo acariciarte, hijo mío, recibe las caricias del Señor, que está a tu lado.
Recibe su luz, imprégnate de ella, recibe su paz, déjate penetrar por ella, recibe su perdón, déjate sanar por ella.
Goza eternamente de su hermosa presencia.
Señor Jesús, llenaste mi vida de tantas alegrías cuando me hiciste madre. Bendijiste mi vida con la de mi hijo y pude conocer el amor que solo es posible con la maternidad.
Ahora, con su fallecimiento, siento que una parte física se ha desgarrado dolorosamente de mi cuerpo y de mi alma, pero jamás podrá desaparecer el recuerdo de los momentos vividos con él.
Mi hijo permanece y permanecerá en mí, mientras yo viva, y su recuerdo seguirá alimentando mis días para no dejarme desfallecer en medio de la soledad que has dejado en mi corazón.
Señor Jesús, aunque sé que no necesito pedirte esto, pongo en tus manos el alma de mi hijito, ten piedad de él, perdona sus pecados y cobíjalo siempre bajo tu manto y tu amor celestial.
Bendíceme a mí, también Señor, guía mis pasos para no dejarme llevar por la tristeza, sino poner siempre mi atención y mi esperanza en que mi hijo está en el mejor hogar posible junto a Ti.
Amén.
Oí una voz potente que provenía del trono y decía: Aquí entre los seres humanos está la morada de Dios. Él acampará en medio de ellos y ellos serán su pueblo, Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él les enjuagará toda lágrima de los ojos. Ya no habrá muerte, ni llanto, ni lamento, ni dolor, porque las primeras cosas han dejado de existir.
Apocalipsis 21 3 4

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