En los momentos más desafiantes, como enfrentar una enfermedad terminal, nuestras almas buscan consuelo y guía en la fe. En este nuevo post titulado “Oración por un enfermo terminal“, compartiré con ustedes una hermosa oración muy inspiradora, creada para brindar luz y esperanza en estos tiempos oscuros.
Esta oración es un refugio para el espíritu y una herramienta poderosa para fortalecer nuestra relación con Jesús y para sobrellevar de una manera más tranquila la enfermedad de un familiar o un ser querido. Acompáñame en este viaje de fe y esperanza.
Definitivamente, las dificultades, el miedo y los problemas, hacen que busquemos más a nuestro Señor, En momentos de dolor y angustia ante la enfermedad terminal de un ser querido nos sentimos impotentes, y tarde o temprano, tenemos que reconocer que es, Jesús, quien tiene el control de todo en nuestra vida.
¡Encomienda el cuerpo y el alma de tu ser querido a Dios y confía en Él!
ORACIÓN ENFERMO TERMINAL
Padre amado, fuente inagotable de amor y compasión, hoy me presento ante Ti con el corazón triste y la esperanza viva. Clamo piedad y misericordia para tu hijo ___, que se encuentra en la penumbra de una enfermedad terminal, enfrentando no solo el tormento físico, sino también el peso de la angustia emocional. Reconocemos, Señor, que nuestras vidas están en tus manos y que cada aliento que tomamos es un regalo de tu infinita bondad. Ruego, entonces, que envuelvas a ___ y a su familia en tu manto sagrado, ofreciéndoles la fortaleza y consuelo que solo Tú puedes dar.
Jesús, Tú, que has padecido en la cruz por nuestros pecados y conoces profundamente el dolor humano, dirige tu mirada compasiva hacia ___ y todos nosotros que compartimos su aflicción. Si es tu divina voluntad que su tiempo entre nosotros se acorte, permítele encontrar paz y serenidad en su espíritu, sabiendo que al final de este camino terrenal, lo esperas con brazos abiertos.
Tú, Señor, que sabes en carne propia lo que es el sufrimiento físico, te ruego que te apiades de él/ella, que calmes sus dolores y que él/ella, te sienta cerca.
Que tu cercanía le dé paz y gozo en su alma, que no tenga miedo, que añore el momento de su encuentro contigo, que sepa en el fondo de su corazón, que acá o en el más allá, Tú, le sostienes en tus dulces brazos y le amas de la misma manera.
Jesús, amado Redentor, que en tu infinita misericordia elegiste abrazar nuestra condición humana y conocer el amargo sabor del sufrimiento físico, te imploramos que extiendas tu mano sanadora sobre él/ella. Que, en cada momento de dolor, sienta la caricia reconfortante de tu presencia, la brisa suave de tu aliento que calma y cura.
Rogamos, Señor, que tu proximidad llene su ser de una paz inquebrantable y de un gozo que trascienda su sufrimiento físico. Que, en medio de las sombras de temor, su corazón se ilumine con la certeza de tu amor, para que, sin temores ni dudas, anhele fervorosamente el divino encuentro contigo.
En cada paso de su jornada, sea en esta tierra o cuando le llames al eterno descanso, permítele sentir la seguridad de tus brazos, esos brazos que han sido clavados por nosotros, sosteniéndolo con ternura y amor. Que nunca olvide, ni por un instante, que tu amor por él/ella es inmutable y eterno. Que, así como le amaste al crearlo, le amas ahora y le amarás por siempre.
Ayúdale a partir en paz, Señor Jesucristo, que pueda perdonarse por todo lo que aún le atormente y pueda perdonar a todos los que tenga que perdonar.
Que pueda soltar, gracias a tu dulce compañía, todo lo que aún no le deja partir y le mantiene atado al sufrimiento terrenal.
Señor Jesucristo, te rogamos humildemente que acompañes a nuestro hermano/a en este momento crucial de su existencia. Ayúdale a encontrar la serenidad para partir en paz, que, bajo tu mirada misericordiosa, pueda liberar su corazón de cualquier carga de culpa, y que encuentre en Ti, la gracia para perdonarse a sí mismo/a por cualquier cosa que aún le atormente.
Derrama sobre él/ella, amado Jesús, tu amor redentor, para que pueda extender su mano en gesto de perdón hacia todos aquellos a quienes siente la necesidad de perdonar, y así, despejar cualquier sombra de resentimiento que oscurezca su alma.
Imploramos, Señor, que se entregue a Ti, en cuerpo y alma, que experimente la certeza inquebrantable de que, bajo tu cuidado y protección, todo malestar y toda pena se disiparán, y será liberado/a del sufrimiento que hoy lo embarga. Que, en la fragilidad de su ser, encuentre la fortaleza en tu presencia y en tu palabra.
Que, confiando en tu amor infinito y en tu promesa de vida eterna, pueda abandonarse plenamente a tu voluntad y encontrar la paz que sobrepasa todo entendimiento. Que cualquier temor que nuble su corazón sea disipado por la luz de tu verdad. Que, fundido en tu amor, su espíritu alcance la tranquilidad y el sosiego anhelados.
Dulce Jesús, te suplicamos que tu amor infinito envuelva y abrace cada fibra del espíritu de nuestro hermano/a enfermo/a. Que en medio del temor y de la sombra de la enfermedad, sus ojos puedan entrever, aunque sea en una sutil sombra, el resplandor de la dicha y la paz que le aguardan en tu sagrado abrazo.
Señor, consuelo de nuestras almas, te damos gracias con corazones agradecidos por la vida que le concediste a nuestro/a amado/a hermano/a. Celebramos los buenos momentos que iluminaron su camino, la familia que con amor construyó, y que se convirtió en su más preciado tesoro en este efímero paso por la tierra.
En este momento de fragilidad, acudimos a Ti, Señor, en busca de refugio y guía. Imploramos que nos concedas fortaleza para sostenernos en pie, entendimiento para percibir lo insondable de tus designios y sabiduría para discernir cómo actuar.
Que, aun cuando el dolor nos embargue, nos dotemos de la comprensión y la empatía necesarias para acompañarlo/a en esta última etapa de su travesía terrenal.
Que, bajo tu divina inspiración, sepamos entender sus necesidades y podamos aliviar, en la medida de lo posible, el peso de su partida. Confiados en tu misericordia y en tu amor infinito, te pedimos que le abraces y le guíes en su paso al encuentro contigo.
En la profundidad de nuestro ser, cada fibra de nuestro corazón se resiste a la idea de perderlo/a. Sin embargo, reconocemos con humildad que, en tu designio divino, llega un momento en que llamas a cada uno de nosotros para regresar a tu lado, donde todo comenzó.
Cuando llegue el instante de su partida, cuando su alma aspire a unirse a Ti, te suplicamos, amado Señor, que las puertas del cielo se abran ampliamente para acogerlo/a. Te pedimos que, con tu infinita misericordia, perdones las transgresiones y faltas que haya cometido en este mundo, limpiando su alma y preparándola para la dicha eterna.
Que, sin demora, pueda ser recibido/a en tu santo reino, donde el dolor y el sufrimiento son desconocidos, y solo reina el gozo y la paz en tu divina presencia. Concede a nuestro ser querido el descanso eterno y el abrazo consolador de tu amor inquebrantable.
Amén.
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