Demos gracias al Señor cada día, no solo con nuestras oraciones, sino también con nuestras actitudes, con la forma en que afrontamos cada situación.
Actuemos con confianza en el Señor, eso es una forma de dar gracias al Señor, de demostrar nuestra verdadera fe como cristianos. Confiando en que, aunque, afuera parezca que todo es un caos, nosotros podemos permanecer en paz y agradecer la vida cada día.
Una actitud de agradecimiento nos llena de paz y nos hace ver cada día que siempre somos más afortunados que muchas personas.
DEMOS GRACIAS AL SEÑOR JESÚS
Mi amado Señor Jesús, en este día vengo a darte gracias, porque en un mundo tan convulsionado, tú me cuidas, tú estás conmigo y me haces sentir tu amor y tu presencia.
Te doy gracias, Señor, por la familia que me has dado, porque a pesar de las dificultades o los problemas que a veces surgen entre nosotros, siempre encontramos la forma de perdonarnos, de apoyarnos en los momentos difíciles y de volver a la unión familiar.
Te agradezco por mi salud y por la salud de mi familia. Los peligros que acechan nuestra salud Señor nos llenan de miedo, de temores que no sabemos manejar, pero de tu mano podemos superarlo todo y, sobre todo, tener paz.
Señor Jesús, gracias porque tengo vida y salud, para seguir adelante, para no dejarme derrotar nunca, para levantarme cada vez que tropiezo.
Fortalece mi espíritu y mi cuerpo Señor, para ser fuerte ante las adversidades, para encontrar soluciones y nuevas oportunidades, cuando sienta que todas las puertas se me cierran.
Guíame, Señor, cada día, para hacer las cosas que te agradan, para no quejarme de todo, sino, comprender que mi actitud y mi fe me pueden ayudar a ser más feliz, a cambiar las cosas que puedo cambiar, y las que no, entregártelas a ti y confiar.
Si tu estas de mi lado Señor Jesús, y sé que lo estás, puedo luchar una y otra vez hasta encontrar la paz en mi hogar, en mi trabajo, en mis relaciones y en toda mi vida.
Te doy gracias, Señor, porque a pesar de todas mis fallas humanas y mis momentos de poca fe, tú siempre estás ahí para mí, siempre me tiendes la mano y me miras con amor.
Tú, amado Señor Jesús, nos enseñaste con tu vida a luchar por lo que creemos y a no desfallecer, aunque todo parezca que está mal en nuestra vida.
Bendice Señor en este día a toda mi familia, a los que están cerca y también a los que están lejos de mí. Ayúdalos a cada uno de ellos en sus vidas, sus trabajos y todas sus actividades, protégelos del mal y la enfermedad, aléjalos de las personas que tienen maldad en su corazón y guía sus caminos hacia la prosperidad y la felicidad.
Señor, si un día me siento desfallecer por los problemas, te pido que me perdones, que te apoderes de mi corazón y lo llenes de tu luz y tu fuerza para sanar todas mis heridas.
Amado Señor, envíame tu Espíritu Santo para que se pose en mí, limpiando todo lo impuro y lo que me hace daño en mi cuerpo físico y en mi mente.
Dame la dicha cada día, de seguir disfrutando de todas las bendiciones que tú has preparado para mi en este mundo, de cada amanecer y atardecer, del amor de mis seres queridos, de la salud y la seguridad de tu amor.
Bendito seas Señor Jesús.
Amén.