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ORACIÓN AL ALMA DE CRISTO

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¡Alma de Cristo, santifícame!

Si hoy te sientes débil espiritual y emocionalmente, si sientes que hoy te falta lo más importante; las ganas de vivir y de sentir amor por tu vida.

Si sientes que tu vida o que las cosas que haces no tienen sentido para ti.




Si nada te ilusiona como antes y has perdido la alegría de vivir.

Si al levantarte cada mañana solo quieres que acabe el día y nada te causa ilusión; escucha está oración al alma de Cristo.

ORACIÓN ALMA DE CRISTO

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¡Alma de Cristo, santifícame!

Llena mi alma de tu alma, imprégname de la serenidad y la luz de tu alma.

Y con ella ilumina mi tristeza, mi desánimo por todo y mi apatía.

Para que vuelva a encontrar la felicidad en mi vida. Para que sienta tu presencia en todas las cosas, desde las más sencillas hasta las más grandes.

Santifícame Señor, eleva mi alma para estar más cerca de Ti, y que nada pueda quitarme la alegría de mi alma.

¡Cuerpo de Cristo, sálvame!

Amado Cristo, con toda mi fe te entrego todas mis enfermedades, dolores y sufrimientos físicos, para que Tú, obres en él, salvándome de mis padecimientos.

Restaurando mi salud por completo, aunque los médicos no encuentren explicación. Lo único importante es lo que Tú, mi Dios, haces en mí.

Lo único importante, es lo que Tú, quieres para mí. Y Tú, solo quieres lo mejor para mí.

Señor, por el sufrimiento que padeciste en la cruz; ¡sálvame!

Perdóname por todas las veces que consciente o inconscientemente, no he sabido cuidar mi cuerpo como el templo que es, y que Tú me diste para cuidarlo.

Perdóname también por todas las veces que no he sabido expresar amor para servir y ayudar a los demás con mi cuerpo.

Si de alguna forma has hecho daño al cuerpo de alguien, has cometido aborto, abuso, maltrato, etcétera. Arrepiéntete y di: ¡Cuerpo de Cristo, Sálvame!

Siente al Señor, dándote ese abrazo de perdón que tanto necesitas, siente el rostro de Jesús, sonriéndote mientras te extiende los brazos.

¡Sangre de Cristo, embriágame!

Cristo Jesús, embriágame de tu ser, para que mi ser reviva de nuevo y encuentre pasión en lo que hago.

Para que cada día me levante con la motivación para hacer todas las cosas que siempre he querido hacer, pero que no he hecho por falta de sentir ese fuego que me despierte del letargo y la inacción que hoy sufro.

Ese fuego que proviene de tu alma y que reaviva mi alma para encontrar el camino y poner toda mi energía en lo que quiero y en lo que le da sentido a mi vida.

Embriágame de tu Espíritu Santo, para sentir el amor por la vida y por todo lo que hago.

Sentirte a Ti, mi amado Cristo en todas las cosas y reconocerte en todas las personas.

¡Agua del Costado de Cristo, lávame!

Señor Jesucristo, lávame, limpia mi alma, mi cuerpo y mi mente.

Límpiame de toda impureza de sentimiento y de pensamiento.

Límpiame de toda la suciedad que mis pecados han dejado en mi ser.

De toda mancha que ha quedado grabada en mi vida cuando he actuado mal y me he apartado de Ti.

Señor, limpia mi pecado de mi vida y de mi corazón.

Que de ahora en adelante pueda andar nuevamente con la frente en alto, sabiendo que Tú me has perdonado y caminas a mi lado.

Poderoso Cristo, limpia también mi mente de tanta suciedad, de los pensamientos impuros y egoístas; y que solo me embarguen pensamientos armoniosos, llenos de bondad y creatividad.

Agua del costado de Cristo, lava mi corazón de todo sentimiento de celos, rencor, venganza o desamor.

Lava toda impureza de mi cuerpo y mi alma que he creado en ellos como consecuencia de mis acciones.

¡Pasión de Cristo, confórtame!

Por tu dolorosa pasión, Cristo Jesús, ten piedad de nosotros.

Confórtame en mi enfermedad y en mi dolor.

Confórtame en mi sufrimiento físico y emocional.

Conforta a todas las personas de mi familia que están sufriendo de cualquier manera.

Señor, por tu pasión, confórtame cuando siento que los problemas me agobian.

Cuando la desesperación no me permite encontrar la salida a los problemas.

Cuando el dolor y la enfermedad me pesen como te pesaba a Ti la cruz, consuélame Señor, dame fuerzas para seguirla cargando hasta que gracias a tu misericordia me pueda librar de ella.

 




 

¡Oh mi buen Jesús, óyeme!

Escucha mi llamado urgente Señor, escucha la intensión de mi corazón al buscarte, al querer estar más cerca de Ti.

Señor, óyeme. Escucha la voz de mi interior que quiere comunicarse contigo, que quiere hablarte y desahogarse de todo lo que antes ha callado.

Aunque mis palabras no sean las correctas Señor, Tú sabes lo que quiero expresarte, todo lo que siento y necesito decirte, y cuánto necesito que me escuches.

Señor, que mi oración no se quede en solo palabras, sino que llegue directo a Ti.

Óyeme Señor Jesús.

¡Dentro de tus llagas, escóndeme!

Señor, en el peligro, sé Tú mi refugio, mi escondite.

Donde el enemigo no me pueda encontrar y su maldad no me alcance.

Escóndeme dentro de tus llagas mi Señor.

Que allí encuentre un lugar cálido, seguro y oculto para todo mal que me quiera alcanzar.

En tus llagas quiero estar Señor, en mis momentos de mayor temor, en la soledad y la desesperación.

Porque solo desde allí puedo tomar fuerzas, puedo cargarme de tu poder para vencer toda adversidad y sentir que no estoy sol@.

¡No permitas que me aparte de Ti!

Señor, cuando las cosas del mundo me aparten de Ti, ábreme los ojos para tener la capacidad de vivir mi vida plenamente, pero siempre teniéndote a Ti como mi eje principal.

¡Del enemigo, defiéndeme!

Señor, cuando el enemigo me quiera causar dolor, defiéndeme.

No permitas que me encuentre, ni que pueda lograr lo que se propone conmigo.

Defiéndeme también de mis enemigos internos, mis miedos, que a veces me paralizan y no me dejan actuar ni ser feliz.

De mis malos pensamientos, que me acechan y me apartan de Ti y de mis metas.

Señor, defiéndeme también de las calumnias, la ruina, la traición, las deudas, el odio de los demás, la violencia y las tentaciones.

¡En la hora de mi muerte, llámame!

Señor, cuando mi cuerpo este cansado y enfermo, y sienta que ya no responde a los tratamientos de este mundo; llámame Señor, pronuncia mi nombre como lo hiciste con Lázaro, y levántame de cualquier enfermedad que me quiera derrumbar.

Con tu llamado lléname de vida nueva Señor. Que todo mi cuerpo te obedezca y se levante con fortaleza, hasta el día en que Tú, me abras las puertas de tu reino y me mandes ir a Ti, para toda la eternidad.

Alma de Cristo, santifícame.

Cuerpo de Cristo, sálvame.

Sangre de Cristo, embriágame.

Agua del costado de Cristo, lávame.

Pasión de Cristo, confórtame.

Oh, mi buen Jesús, óyeme.

Dentro de tus llagas, escóndeme.

No permitas que me aparte de Ti.

Del enemigo, defiéndeme.

En la hora de mi muerte, llámame y mándame ir a Ti; para que con tus santos te alabe por los siglos de los siglos.

Amén.

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